PRIMER PELDAÑO
BARAHÚNDA
esto no puede comenzar así
las palabras son hielos
que ruedan por el suelo
antes de ser charco
aguas turbias invaden los pasillos
el incendio en sonoro parpadeo
muestra el doble reflejo
no les puedo decir lo que pasa
tal vez si las abrazo
si llevo sus oídos a mi pecho
alguien llama
no abran
no espero a nadie
el viento helado
de los charcos asesina
miren cómo estamos
con el agua hasta las rodillas
qué haremos con tanta agua
cuiden sus oídos de esos charcos de miedo
estaba tejiendo
y se perdieron mis hilos
cuando entraron
las primeras gotas al castillo
les conté sobre las aguas turbias
que cuando entran no salen
antes fue en el sueño
por eso dije que cerraran la puerta
miraba por encima del hombro hacia atrás
unas luces querían ahogar mis ojos
ahora mis vestidos y zapatos mojados
en el castillo donde todos entran
los murciélagos cuelgan del techo
¿escuchan ese sonido?
es como en el sueño
hermanitas
saquen las gotas que me confunden los charcos
camino dormida por los pasillos
subo escalón tras escalón
metálicos murciélagos cuelgan
por qué no sacan la pestilencia del castillo
mis hilos
ahora los recuerdo
estaba tejiendo a la hora de las gotas
unos abrigos para el verano
mis manos
dónde dejé mis manos
hay tiempos donde se vive el mar
como un sueño recurrente
no sé si deba contarlo
ay hijitas
el mar se lleva mis manos
cada dedo en la boca
de un pez moribundo
dijeron que estamos en el castillo de gotas
sobre los reflejos del incendio
el castillo doble reflejo
sin patio y sin perro en medio de la autopista
quién llama a la puerta
no quiero abrir
les dije que no estoy
el incendio deja su huella en los charcos
el doble reflejo intenta cantar
toda esta barahúnda
hijitas
los vecinos están de fiesta
se escuchan sus canciones alegres
se escuchan sus pasos de baile
¿les dije que me gusta bailar?
ahora lo recuerdo
eso del sueño recurrente
todo empezaba en la orilla
viendo las olas
una grande venía hacia mí
corría y miraba hacia atrás
la mano del mar me perseguía
todas las noches lo mismo
el sudor helado de la huida
siento un mordisqueo en los talones
con las aguas turbias siempre llegan los peces raros
hoy es viernes
comeremos pescado
hijitas
por qué no creo
por qué los brazos caídos
por qué la ausencia de voz
desde el primer piso
se ven las escaleras de arena
no hay pasamanos
no hay extinguidor
hijitas
quería decirles que siempre se sube
con la boca seca
y el agua hasta las rodillas
ruedo por el piso en vueltas de canela
conozco bien cada astilla hundiéndose en la espalda
quisiera encontrar el silencio
quisiera
pero no sé
las escaleras sólo existen para subir
con la lengua volteada intento correr
pero no logro avanzar
y todo por la prisa
desde aquí puedo ver las puertas
dejamos una abierta
todo está lleno de polvo
todo luce desgastado
hermanitas
quería decirles que si subo un escalón
ustedes suben conmigo
duele el destierro
me duele tanto como lo amo
duelen los charcos que desconozco
no sé si quiera explicarlo más tarde
puedo pasar siglos en un escalón
¿sabían?
hermanas
por debajo de la puerta sale un reflejo luminoso
no sé si es agua o fuego
todo depende de la mano que lo toca
ya escribimos la cordillera
pero no es suficiente
hermanas
los charcos se me caen de las manos
veo hojas de árboles como gotas
las veo bajar del cielo sonando río
y son puñales livianos como plumas
estaba pensando en el tiempo de los charcos
es un tiempo muy quieto
parecido al de las rocas
estaba pensando
hermanitas
en la nieve
los cristales estallando
nosotras cayendo como rosas de hielo
sobre los charcos
hay tantos cuartos como latidos
hay tantas ventanas como espejos
el viento se enfurece con las cortinas
los portarretratos
las figuras del armario y caen
caen porque todo cae
finalmente
hay un brillo adentro
hermanas
hay un brillo sin charcos
que no se parece a nada
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Gladys Mendía (Venezuela, 1975) Estudiante de Licenciatura en Letras. Traductora del portugués al castellano. Actualmente reside en Santiago de Chile. Fue becaria de la Fundación Neruda en el año 2003. Ha publicado en diversas revistas literarias, así como también en diversas antologías en Latinoamérica y Europa. Sus libros: El tiempo es la herida que gotea, Paracaídas Editores, Perú, 2009, El alcohol de los estados intermedios, Editorial El Perro y la Rana y Nadie Nos Edita Editores, Venezuela, 2009, teniendo una segunda edición en 2010 por la Fundación Editorial Fundarte, Venezuela, La silenciosa desesperación del sueño, Paracaídas Editores, Perú, 2010 y La Grita, Editorial Homo Scriptum, México y El Barco Ebrio, Estados Unidos, 2011. Sus libros han sido traducidos al catalán, sueco, inglés, portugués y francés. Es corresponsal del Magazine Páginas de Nuestramérica, Bogotá, Colombia, y de la Revista Internacional de Teatro y Literatura Alhucema, Granada, España. Trabaja como traductora para el Proyecto Editorial Banda Hispánica y Agulha Revista de Cultura (Fortaleza, Brasil). Ha participado en diversos festivales internacionales de poesía. Es editora de la Revista Literaria Neoamericana Los Poetas del 5, desde el año 2004. www.lp5.cl