CARLOS MELLADO: GUARDIÁN DE LA CASA DEL ESCRITOR

 

Ordenando el desorden del cuarto que cobija mis libros, revistas, carpetas y cachureos varios, encontré una arrugada carpeta que contenía los informativos literarios de la Comisión de Cultura de la Sociedad de Escritores, editada por años por el poeta Carlos Mellado y que daba cuenta del quehacer de los escritores por aquellos días de los años 80.

Carlos Mellado vino a este mundo el año 1934, en el valle central de esta larga y angosta faja,  a dos años del estallido de la Guerra Civil de España. Su vida laboral en Santiago lo vínculo como funcionario de la Compañía de Teléfonos.

Conocí a Carlos cuando ya había asumido el cargo de Presidente de la Comisión de Cultura a comienzos de los 90, en ese espacio mítico en que funcionaba dicha comisión, en el segundo piso de la gran casona. Gran conversador, dotado de un humor extraordinario, acogía con generosidad a los jóvenes escritores. En estas salas, Carlos, acumulaba los registros audiovisuales de las decenas de actos literarios organizados, un material de alto valor; pero también cobijaba una variedad alucinante de botellas multicolores con un brebaje típico de nuestra cultura etílica: los afamados “enguindados”, que deleitaron a connotados escritores que sucumbieron a sus hechizos.

Carlos Mellado fue un adelantado gestor cultural y también un poeta notable, silencioso y profundo, un amante del amor y los libros.

Sobre su persona y obra, el escritor Miguel de Loyola escribió: “La poesía de Carlos Mellado es de una intimidad que rosa el nivel de lo secreto, oculto, privado. No hay un solo atisbo de aquel interés vacuo que abunda en ciertos poetas de nuestro tiempo por vociferar sus poemas al mundo entero. Mellado es prudente no quiere impresionar a nadie”.

La obra de Carlos Mellado se encuentra en tres libros claves: POEMAS, editado en México en 1981.  Luego vendría POEMAS PREPÓSTUMOS, publicado el año 2002. Finalmente, Ediciones LAR edita el año 2019 POESÍA REUNIDA (1962-2017) bajo el prolijo trabajo editorial de la poeta Andrea Campos.

Por cierto, una faceta de Carlos Mellado, fue ser un excelente coordinador y conductor de grupos literarios, como fue el Taller Gredazul, que funcionó al alero del Goethe Institut y luego en La Casa del Escritor. En 1987, Mellado, se incorpora definitivamente al trabajo gremial de la SECH y pone en funcionamiento la Comisión de cultura.

El reconocimiento a la obra y creación del poeta lo podemos ver en los siguientes comentarios:

“Su voz es como un permanente dialogo establecido desde un soliloquio de estructura sencilla, pero de hondo sentido existencial” (Edmundo Moure).

“Limpia sus temas del dramatismo y solemnidad. Se complace en los motivos cotidianos. Tono coloquial, frontera de la poesía como se la entendió en un tiempo. Es decir, poesía que se prueba a si misma por su contenido, por lo vital que de ella emana, por lo humano que testimonia” (Fernando Quilodrán).

Finalmente, quisiera terminar con la propia voz de Carlos Mellado, que imaginó su propio obituario. Este funcionará como despedida y encuentro, pues la poesía resiste las leyes del tiempo:

“Ha dejado de existir nuestro querido hijo/ hermano, esposo, padre, rufián/ cuñado, compadre, tocayo/ compañero, socio, deudor/ amigo, amante, novio/ suscriptor, empleado particular/ correligionario, licenciado, paciente/ problema, parásito y cliente/ Carlos Mellado Molina/ que en paz descanse/ sus funerales se efectuarán impostergablemente esta tarde partiendo el cortejo/ desde su escritorio de la Compañía de Teléfonos/ calle Normandía diecinueve sesenta y cinco/ de esta capital”

Poemas escogidos:

SOLEDAD Y COMPAÑÍA

A una mujer a quien hablé de la soledad

diciéndole que era un ropaje desagradable

con algo de ataúd y ensayo de final

le pareció que me equivocaba, mucho

pero no dijo más

porque debía irse

a no sé dónde.

 

SOLILOQUIO

Creía haber hablado con tanta gente

cuando descubro

no haber hablado con nadie.

 

Sólo repetía palabras ajenas;

de mí captaban sonidos,

motivos de recuerdo, en realidad

completaban su elemental puzle.

 

Pero nunca reclamé.

¿Cómo iba a hacerlo

si estaba hablando para mí

que tampoco me escuchaba

ni entendía?

 

NO ES DIFÍCIL SER INGLÉS

Vuelvo sobre poemas ya escritos, en tu calle,

mientras abro la niebla con pasos de sonámbulo,

y de la niebla salgo, niebla de calle estrecha,

pero aquella me moja con sus llorados vidrios

y me vuelvo a tu calle, que en todas las esquinas

van hacia a donde estás.

 

Vuelvo sobre poemas ya escritos, pero truncos

y para no encontrarte me amortajo en neblina.

 

LABERINTO

No soy sino estos pasos

buscando tenues huellas imprescindibles

la sombra de otros pasos presentidos a veces

y la huella obligada que voy a establecer.

 

Desde lejos envidio el caminar del perro

de prisa inmotivada y legendarias genéticas,

tan en su territorio y dueño de sí mismo,

tan perro apenas y suficiente con eso.

 

Pero no espectador,

dentro de mi perro me meto

y es una piel de donde quiero huir,

hay espanto,

una calle ensanchándose

y búsqueda desatinada

dentro de un perro que desconozco.

 

DÚO

Tú, que me amaste sólo por mi ropa,

mis alegres mentiras

y el asustado animal que soy bajo la ropa,

sólo la ropa me dejaste,

las entradas del cine

el lápiz con que escribo,

y es como para pensar

– ahora que soy un pantalón apenas,

una camisa –

que lo que en mí amabas,

apasionadamente a veces,

era ese diente de oro

que tampoco era mío.

 

RECONSTITUCIÓN

Un tanto como viudo de las cosas

y de ti,

entro al modesto cine de las viejas películas,

a tientas a la silla, entre penumbras,

respiraciones y movimientos de búsqueda,

envoltorios de dulces.

 

Como antes,

soy el hombre que ha bebido un vaso de vino

antes de entrar a un cine

rastreando en la pantalla la huella de tus ojos

y buscando en la oscuridad

la tibieza que fuiste.

 

 

MEA CULPA

Escribir poesías

es un defecto como cualquier otro

es

como tener espinillas

o furúnculos.

 

El poeta

es un animal delicado,

que,

como los del zoológico

debe tener un trato especial:

no se le debe privar de alcohol,

alabanzas,

ni sexo.

 

Mantenido en el lugar apropiado

es inofensivo como cualquier alimaña

 

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2 thoughts on “CARLOS MELLADO: GUARDIÁN DE LA CASA DEL ESCRITOR”

  1. La fotografía que están usando sin autorización de Carlos Mellado es de autoría del artista visual chileno-sueco Luciano Escanilla y solo fue facilitada para el último libro.
    Debieran mínimo poner los créditos porque es parte de un proyecto artístico y tiene sus derechos legales.
    Parte de la lucha en Chile se da por estas situaciones, pasar a llevar o desconocer al autor de las fotos y eso es muy feo

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