Palestina. Gadheer Abu-Sneineh. “¿Quién transformó en dios a Quetzalcóatl?”

gaddher Quetzalcóatl

Tengo muchas preguntas a Allah, así como los budistas a Buda, los cristianos a Cristo, y los ateos al universo. Las preguntas me abrieron muchos caminos. Y si dice el poeta palestino Mahmud Darwish que el camino a la casa es más lindo que la casa, digo que el camino a las respuestas es mucho más útil que las repuestas, por si acaso existen éstas. Dicen que las ciudades que visitamos normalmente nos dejan una aroma, y nosotros les dejamos unas preguntas. Me tocó pasar por las ciudad de México el año pasado, llevando conmigo muchas preguntas. El camino de las respuestas pasó por las pirámides de Teotihuacan y El Templo Mayor. Allí, entré solamente con preguntas y salí con más preguntas, dudas, historias, aromas y amistades. ¿Será que, quizás, conocí personalmente a Quetzalcóatl, y decidí tratarlo como trato a los otros dioses, lo permití invadir mi vida y mi corazón, creí en él y, sólo por eso, lo hice muchas preguntas?

Dicen que es la serpiente emplumada. Las plumas me llevaron a la escritura, y decidí que era un poeta. Dicen que es dios de agua y de viento. Y cómo el significado de mi nombre (ghadir) es agua, decidí que él me creó de las gotas que cayeron de sus plumas. Dicen que es rubio, alto y barbado. Sin embargo, en todas las imágenes que vi y que lo representan sale moreno, como la piel de los aztecas, no me fijé en su barba de los dibujos pero creo que es la barba que lo hizo diferente, y que lo distinguió de los aztecas que normalmente no la tenían, pero ¿quién -hace siglos- se fijó de eso? ¿Quién lo vio diferente? Y así, a Quetzalcóatl quise preguntar: ¿quién sos? ¿A qué razón cruzaste el mar? ¿Quién dejaste detrás de ti en el norte? ¿Quién dejaste detrás de ti cuando saliste de Tenochtitlán? ¿Por qué eres dios si nunca lo dijiste? ¿Quién te llenó de plumas? ¿Quién escogió sus colores? ¿Quién las cuidaba? ¿Quién las lavaba? ¿Quién inventó la profecía de tu regreso? ¿Quién te esperaba? ¿Quién quiso que vuelvas? ¿Quién sufrió tu partida? ¿Quién entonces te hizo dios, Quetzalcóatl? ¿Quién te regaló la divinidad? Una mujer, me contesto. Es que el camino a las repuestas es mucho más lindo que las respuestas. Así quiero crear a mi propia leyenda. Una mujer, me salió en el camino, una mujer hizo dios a Quetzalcóatl. Una antigua malinche se la hizo conquistar por el amor a Quetzalcóatl.

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Ghadeer Abu-sneineh, 1980. Amman, Jordania. Escritora, traductora y periodista de origen palestino. Maestra en Literatura Española por la Universidad Nacional Autónoma de Managua. Ha publicado la antología Maldición Malinche (Dar el feel, Jerusalen, Palestina, 2010) y una selección de poemas del poeta iraquí Khazal (Editorial Momento, Londres, 2013). Actualmente reside en Doha, Qatar, donde trabaja para la revista Al Jazeera.

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