GIOVANNI ASTENGO ENTREVISTA A LA PREMIO NACIONAL DE ARGENTINA, ÁNGELA GENTILE: “ES LA LENGUA Y NO LOS MILAGROS LO QUE CAMBIA EL MUNDO”

 

Nos adentramos y exploramos junto a Ángela, un mundo cruzado entre el pasado y el presente, lugares inexplorados y atemporales, que reaparecen gracias a la magia del lenguaje.

Chile –País que tú conoces muy bien- creo que se define por una suerte de introspección poética, ya sea por su particular geografía y su carácter isleño. Sin embargo, siento que por la apertura de Argentina a través del Atlántico se acerca al viejo mundo, me hace pensar en Borges, Guillermo Pilía y en Ángela Gentile, que se “apropia” por ejemplo, del mundo griego o el etrusco ¿Cómo opera esa conversación con esas antiguas civilizaciones?

Uno debería hablar en Valparaíso o en Los Vilos del alma o del infinito. Tu tierra fue para mí un total descubrimiento. Ese Pacífico que recorrí me devoró con las voces ancestrales de aquellos huilliches y mapuches que habitaron, al igual que las antiguas culturas, territorios que laten en la memoria y se instalan en la palabra. Esas civilizaciones no te miran a los ojos, son un presente entre un ahora y un para siempre. Es inexplicable, no por el hecho descriptivo, sino porque es innecesario develar porque una pluma pesa más que un alma o porque los asfódelos crecían en la oscuridad de los relatos. Inevitablemente, los antiguos nos han dejado en el umbral del misterio y los rituales; donde creo habita la Nada que te permite desde algún lugar, dialogar definitivamente con las ausencias que de otro modo sino son convocadas al presente, desaparecerían. Ahora bien, esos son mundos siempre habitables, te permiten una escritura interferida solamente con lo esencial: el lenguaje.

 

Siguiendo tus motivos literarios, uno de tus libros que he frecuentado son los “Cantos de la Etruria”, donde el poema breve, exacto; miniatura de instantes son la sombra de un mundo que fue, refiriéndote a Etruria, escribes “ Lugar donde no se sueña” ¿Cuál es la caída en Etruria, y además, cuál podría ser la caída de cualquier civilización incluso en nuestro tiempo?

¿Quién podría afirmar que Etruria no existe? La antigua Tirrenia habita entre el deseo y lo sublime. Esa sería la trama secreta si se quiere de un mundo que existió, del cual muchos hablan y buscan su origen jónico o autóctono. Conocer la totalidad de una civilización no nos hace encontrar las respuestas. La búsqueda nos recuerda que sus mujeres eran libres y sin complejos, sus escritos interferían con otros alfabetos; y así entre acueductos y navegantes se fueron desvaneciendo. Es entonces cuando uno reflexiona y piensa que hay un elemento temporario, impuesto por la postmodernidad que cronometra las historias, codifica y nos etiqueta para ubicarnos en alguna orilla. Por un momento, y casi solamente para ingresar a esas civilizaciones, uno debería buscar lo Bello como equilibrio y no caer en clasificaciones subjetivas. Permitir en ese estado casi de asombro, dar paso al poeta que podrá escribir, por el solo hecho de estar cercano al mundo, sobre la caída de un pétalo en la tierra y así hablar de todas las caídas posibles.

 

Aunque no tengo la traducción de Kavafis realizada por Miguel Castillo Didier, sobrevivo con la de Pedro Bádenas de la Peña, no obstante, el sentido no varía mucho en el poema “La ciudad” , el problema es que “La ciudad siempre te seguirá” –dice Kavafis- Qué hay en ese destino, en esa atadura y sobre todo condena.

Debo decirte que yo sí tengo la versión de Kavafis Integro de Miguel Castillo Didier, gracias a la enorme generosidad de otro devorador de mundos clásicos; el poeta Ándres Morales.

Y con Kavafis vamos de regreso al alma. Es interesante tu planteo porque bien conoces al poeta y te permites discurrir en esos detalles. La primera versión de “La ciudad”, llevaba por título “De nuevo en la misma ciudad” y es ese poema que acompañará a Kavafis en silencio durante 16 años de su vida, hasta la publicación. Esa ciudad fue un oxímoron en su vida, una lucha entre el amor y el odio, dirá: “Me acostumbré ya a Alejandría, y probablemente aunque fuera rico, aquí me quedaría”. El poema fue el proceso de su madurez poética, Alejandría fue su patria, todos los caminos, el inevitable sendero hacia su poesía. Desde allí las luchas y las pasiones; el olvido y la decisión de regresar por una ciudad concreta para su escritura; la misma que tuvo la magia y el maná de ofrecerle lo antiguo y lo contemporáneo en un mismo espacio.

 

“—Es la lengua y no los milagros lo que cambia el mundo” Escribes en tu último libro “Madrás” obra publicada en Argentina, Chile, Portugal y Francia; libro que causó un impacto inmediato en la crítica y los lectores. Quisiera preguntarte sobre el verso que cité de tu libro, crees que en un mundo como el de hoy, la lengua es capaz de cambiar al mundo?

Madrás no se encuentra en la mirada de los geógrafos, han cambiado su etimología y con ella abandonaron a los pescadores del antiguo puerto pesquero al silencio del océano Índico. El lenguaje sobre todo el español ha rescatado el topónimo Madrás, mencionado en lengua tamil, para conectar con la existencia no milagrosa de los hombres de mar.

Las lenguas nombran sin piedad todas las cosas. Son cartomantes entre nosotros. Nos arrastran desde el alba al anochecer de nuestra existencia; es decir que nos persiguen para demostramos que no estamos solos y que si queremos comunicarnos deberemos establecer un puente siempre cambiante con el otro. Estamos siempre entre un alfa y un omega.

 

Pasando a un tema social y personal, como se ha vivido la pandemia en Argentina y cómo la has vivido tú en tu cotidiano.

No somos “Delfos”; es decir el ombligo del mundo. Argentina padece como todos este flagelo y por supuesto hay negadores que dicen que el virus no existe. Entonces ya no entra como opinión personal; sino como indiferencia moral. No considero a quien en nombre de su propia libertad gira el rostro y no ve los muertos. Espero que el peor juez que tenemos: la conciencia, actué sobre los indiferentes a modo de Las Erinias persiguiendo a Orestes. La pandemia rozó mi familia y la incertidumbre del día a día es un agón interminable.

 

Tú eres Premio nacional de literatura en Argentina y recientemente “Premio Dámaso Alonso”(España, Madrid) Cómo recepcionas estos logros y como tú dices “Estos mimos” que a veces llegan.

El Premio Nacional que otorgaba el Ministerio de Educación y Justicia de la Nación Argentina me llegó de la mano de la democracia. Durante los años de la dictadura fueron silenciados. Y fue bajo el gobierno del Dr. Alfonsín que se restituyeron. La primera bienal fue la de 1985-1987 momento en el cual obtuve esa distinción. Mi patria estaba quebrada, todos estábamos como ausentes. Teníamos el horror aún como mochila colgada a nuestras espaldas y el premio fue como te decía una caricia para seguir.

 

Por último, quisiera agradecerte esta entrevista y preguntarte cuáles han sido tus lecturas en esta pandemia y qué música te ha llenado el alma.

 “Parole, parole” como se diría en italiano. Empiezo mencionándolas porque leo y releo mucho en esa lengua. Entre Buzzatti, Tabucchi han pasado poetas como Ungaretti o Montale; y también muchos poetas griegos como Kiki Dimulá y empecé la Odisea de Kazantzakis pero es un destino. He leído a Lao Zi, un libro interesante “Urdimbre verdadera del Camino y su virtud” y literatura italiana actual porque coordino el Premio Strega en la ciudad de La Plata y el voto de nuestros lectores, se suma a la prestigiosa votación italiana.

Con la música de Monk que descubrí en tu libro, disfruté del jazz pero lejos estoy de entenderlo ampliamente. Escucho música griega, fados portugueses, flamenco y folklore argentino.

 

Poemas

 

I

Hablaré de la forma en que nacían mirtos en los techos y caían sobre nuestras cabezas como las lluvias o el cosmos.

Sucedió en tiempos poco afortunados para el trueque de palabras.

─Solo en Madrás─ me aseguró─ se pierde el aspecto de nuestras sombras.

Hoy ha caído el último verde cercano a los árboles, allí donde el rocío y las cenizas son el preludio de su nombre.

 

4                                

Mencionaba Madrás y me decía que las lluvias sobre ese nombre caían en idioma drávico

desde latitudes ancestrales; también que era sagrado aguardar el nacimiento de un jazmín.

Recuerdo su cuerpo como el aire del monzón, cayendo en los suburbios de su antigua

belleza.

 (de Madrás)

II

Lejos, en Alejandría, alguien

recitará Kavafis,

en aquella ciudad anfitriona,

en el café junto a las barracas,

en la herida final.

(de Bizancio)

***
Ángela Gentile nació en Berisso. Profesora de lengua y literatura española e italiana. Especialista en Políticas socio-educativas y en la Enseñanza de la literatura. Post grado en Gestión Cultural (Flacso). Becaria Universidad de la Perugia. Integró el Centro de Estudios Italianos (UNLP) Premio Nacional de Literatura –Ministerio de Educación y justicia de La Nación (bienal 1985-1987).Premio “Pregonero” Feria Internacional del libro 2009. Distinguida por la Asociación Mundial Amigos de Nikos Katzantzakis, Suiza, 2020. Premio Damaso Alonso 2020-Academia Hispanoamericana de letras, Madrid.
Co-dirige Biblos03-Programa de promoción de la lectura literaria- y la revista Etruria –de literatura juvenil. Perteneció al equipo del Plana Nacional de Lectura del Ministerio de Educación y Justicia de ala Nación 2009-2012.Coordinadora Premio Strega 2020-21 (La Plata).Realiza junto a la Asociación Nostos “Ágora de Poiesis” y “Poetas griegos de la diáspora”- difusión de poetas griegos en español y griego.Publicó: Escenografías, Cantos de la Etruria (Edit Fénix) Los pies de Ulises (Edit, Ocelotos, Atenas, Grecia) Voces Olvidadas (Edit. Del Árbol, Auspiciado por la UNESCO; Lo sguardo di Demetra (Cuadernos de Casa Bermeja-Mago Ediciones); Bizancio (Edit, Vinciguerra) Pensar la lengua y la literatura (Edit Llongseller) Palabras originarias (Edit Mandioca); Giacomo Leopardi, poeta infinito (2019) Desde el origen (Edit del Árbol); Palabras, la voz de las mujeres indígenas (Edit Hudson, 2020).Incluida en la colección Juan Gelman de poesía argentina del Ministerio de la Nación. Ocho Centurias (Univ de Salamanca 2018). Madrás (Chile, Mago, colección Raúl Zurita, 2019); Madrás en portugués (Edit. Labirinto, Lisboa; Madrás en francés París, ed. L´Hammartan, 2021)

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