Traducción. Poemas de Philip Larkin, extraídos del libro Decepciones.

 

Aclamado y solitario, Philip Larkin se negó los honores oficiales de Gran Bretaña y construyó así una imagen controvertida pero firme en su posición de que esos aplausos sobran para un poeta, tanto como le sobró relacionarse con el medio literario de su época.

​Su obra no es extensa. Larkin llegó a demorar tres años en concluir un poema. Similar dedicación tuvieron los poetas chilenos Bruno Cuneo, Cristóbal Joannon y Enrique Winter, que tardaron más de ocho años en finalizar la selección y traducción de la obra del autor británico. Aquí una selección de dos de sus escritos más reconocidos.

 

 

Sapos

 

 

 

¿Por qué dejar que el sapo trabaje

      como un okupa sobre mi vida?

¿No puedo usar mi ingenio de horqueta

      y sacarme a la bestia de encima?

 

Mancha seis días semanales

      con su veneno repulsivo,

¡sólo para pagar algunas cuentas!

      Es un exceso.

 

Mucha gente vive en su sano juicio:

      conferencistas, tartamudos,

desgarbados, patanes, perdedores,

      y no terminan pobres;

 

mucha gente vive en los cerros

     hacen fuego en un tambor,

comen a la suerte de la olla, latas de jurel

     y pareciera gustarles.

 

Sus niños andan a pata pelada,

     sus esposas indescriptibles

son flacas como galgos, y no obstante

     nadie se muere de hambre.

 

Ah, si tuviera tanto arrojo

      para gritar, ¡me cago en tu pensión!

pero sé, demasiado bien, que es esa

       la materia de nuestros sueños:

 

porque algo muy parecido a un sapo

      también habita en mí;

sus ancas son pesadas como la mala suerte

      y frías como la nieve,

 

y nunca admitirá que adule

     mi forma de lograr

la fama y el dinero y la muchacha

     de un solo golpe.

 

No digo que uno calce en la verdad

      espiritual del otro;

digo lo duro que es perder cualquiera,

      en caso que tuvieras ambas.

 

Toads

 

 

 

Why should I let the toad work

     Squat on my life?

Can’t I use my wit as a pitchfork

      And drive the brute off ?

 

Six days of the week it soils

      With its sickening poison —

Just for paying a few bills!

      That’s out of proportion.

 

Lots of folk live on their wits:

       Lecturers, lispers,

Losers, loblolly-men, louts —

       They don’t end as paupers;

 

Lots of folk live up lanes

      With fires in a bucket,

Eat windfalls and tinned sardines —

      They seem to like it.

 

Their nippers have got bare feet,

      Their unspeakable wives

Are skinny as whippets — and yet

      No one actually starves.

 

Ah, were I courageous enough

      To shout, Stuff your pension!

But I know, all too well, that’s the stuff

      That dreams are made on:

 

For something sufficiently toad-like

      Squats in me, too;

Its hunkers are heavy as hard luck,

      And cold as snow,

 

And will never allow me to blarney

      My way to getting

The fame and the girl and the money

      All at one sitting.

 

I don’t say, one bodies the other

      One’s spiritual truth;

But I do say it’s hard to lose either,

      When you have both.

 

 

 

 

 

     
       
Los lugares, los amados

 

No, nunca he encontrado

un lugar del que pudiera decir:

esta es mi tierra,

aquí debería quedarme;

ni he conocido a esa persona especial

con inmediato derecho

a todo lo que tengo,

hasta mi nombre;

 

encontrar eso probaría

que no quieres escoger dónde

echar raíces o a quién amar;

les pides que te dejen

de forma irrevocable,

de modo que no sea tu culpa

si la ciudad se vuelve aburrida

o la muchacha una tonta.

 

Pero incluso perdiéndolas,

estás obligado a actuar,

como si aquello que resolviste,

de hecho, te aplastara;

será más sabio que te olvides

de que aún podrías encontrar

lo que hasta ahora no has llamado

tu mujer, tu lugar.

 

Places, Loved Ones

 

No, I have never found

The place where I could say

This is my proper ground,

Here I shall stay;

Nor met that special one

Who has an instant claim

On everything I own

Down to my name;

 

To find such seems to prove

You want no choice in where

To build, or whom to love;

You ask them to bear

You off irrevocably,

So that it’s not your fault

Should the town turn dreary,

The girl a dolt.

 

Yet, having missed them, you’re

Bound, none the less, to act

As if what you settled for

Mashed you, in fact;

And wiser to keep away

From thinking you still might trace

Uncalled-for to this day

Your person, your place. 

 
       

 

     

 

Bruno Cuneo (Valparaíso, 1973) es doctor en filosofía con mención en estética y teoría del arte. En poesía ha publicado Verano (2005).
Cristóbal Joannon (Santiago, 1974) es magíster en teoría de la argumentación. En poesía ha publicado Tabula rasa (2005) y Sumario (2011). 
Enrique Winter (Santiago, 1982) es abogado. En poesía ha publicado Atar las naves (2003),Rascacielos (2008) y Guía de despacho (2010).

Compártelo en:

Leave a Comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos requeridos están marcados *