CHILE. POESÍA. ERNESTO GONZÁLEZ BARNERT.

 

De Éramos estrellas, éramos música, éramos tiempo (Mago Editores, 2018)

 

 

ALWAYS ON MY MIND

 

 

Ya sé que esta noche

no te la canté como Elvis,

aún apagando las luces en esta ciudad

no se ven estrellas

y por borronear en mi ley

no podemos dormir juntos,

tienes que seguir volviendo a casa

de tu abuela.

En la de los míos espero me cuentes

la jornada por teléfono.

Sabes, estoy durmiendo poco.

A veces me paso horas soñando

con todo lo que queremos.

Hay días en que no salgo del cuarto

pero te canto con tanta decisión

que siento me perdonas

haberte arrastrado al foso de la poesía,

no poder escribirte un poema

como Annabel Lee.

 

 

 

[MI VIDA, MIENTRAS DUERMES ESTA TARDE DE VERANO…]

 

 

Mi vida, mientras duermes esta tarde de verano sin ropa, es recogerla y ponerla en su cajón, juntar la ventana cuando empieza el fresco, tener a punto la once. Escribir algo en que no queme el sol ni el hielo. Como si en tus sueños estuviéramos manguereándonos en un patio luminoso y verde. Y de fondo sonara Don´t Wait Too Long de Madeleine Peyroux.

 

 

 

 

 

PERDÓNAME

si a veces me ves de rodillas

por el Adagio En Sol Menor

de Tomaso Albinoni & Remo Giazotto,

bailo solo My Cherie Amour

o te dedico esa canción de Bensé

que no sé qué cresta dice

y que, sin embargo, dice algo

que tengo que decirte.

Más allá de su videoclip que me encanta

con sus preciosos clichés.

Quizás lo único que corregiría

sería no dejarla ganar al gato.

En fin, cuando acaba Jealous Guy

y la pongo otra vez

porque esa canción la quiero oír siempre

y dos veces

ahora mismo que no sé

si escuchar primero O Quereres

o Sozinho de Caetano Veloso

y acabo poniendo Nothing Compares To You

avergonzándome de pensar

que terminaría contigo para componer

una canción así.

 

 

 

 

 

ENVIAMOS AL POLO NORTE

una carta de puño y letra, a dos manos

en la que pedíamos al viejo pascuero

uno de esos aparatos

en que con una mano mecánica

sacas un peluche.

Una maquinita que no necesita monedas

o fichas.

Y que cuando pierdes

suena Las Nieves Del Kilimanjaro

de Pascal Danel,

cuando ganas Une Histoire De Plague

de Béatrice Martin.

 

 

 

 

CON FALDA A LA RODILLA,

blusa de lunares transparente

y zapatitos taco bajo

atraviesa el living

apenas llega del trabajo

a poner en el viejo tocadiscos

por ahora en el suelo

Che M’importa Del Mondo

de Rita Pavone

con lo que de inmediato sonrío,

dejo en no sé qué página el libro

mientras baila como Catherine Spaak

en el film La Noia.

 

Después corre a la pieza

a ponerse el pijama.

Prende justo el noticiario

donde el conductor

anuncia El Tiempo.

 

Con tres suaves golpecitos

en el cubrecama

pide ahora me ponga a su lado

alumbrados

sólo por avisos comerciales.

 

Ni siquiera vio la ensalada de zanahoria

quesillo y rúcula

que le tenía servida en un plato

tapado con otro plato.

 

 

 

 

 

CON ESAS PANTYS DE CALADO NEGRO

escucha Bette Davis Eyes

de Kim Carnes con audífonos

y pasa la aspiradora en mi pieza

mientras reviento las bolitas

del plástico burbuja que la envolvía

y pienso que ganó otra batalla

pero no la guerra.

 

 

*****Ernesto González Barnert (Temuco, Chile, 1978) ha recibido por su obra poética el Premio del Consejo Nacional del Libro a Mejor Obra Inédita 2014, el Premio Nacional Eduardo Anguita 2009 y el Premio de Honor Pablo Neruda de la U. de Valparaíso 2007, además de varias menciones y becas. Entre sus últimos libros publicados está Equipaje ligero, antología realizada por Mauro Quesada para el sello trasandino La Carretilla Roja y la reedición también en Argentina de su obra Trabajos de luz sobre el agua en HD ediciones durante el 2017. En Chile, publicó el libro Éramos estrellas, éramos música, éramos tiempo (Mago Editores, Colección Raúl Zurita, 2018).

 

Compártelo en:

Leave a Comment

Su dirección de correo no se hará público. Los campos requeridos están marcados *