COLUMNA. LORENZO PEIRANO Y LA VIDA RETIRADA. GIOVANNI ASTENGO.

lorenzo peirano carajo

Por Giovanni Astengo M.

 

“Un día puro, alegre, libre quiero;” Nos cantó el poeta español Fray Luis de León, en su Vida retirada, ese viejo motivo del místico o el asceta que abandona los ruidos y lo vano de una vida artificiosa en los centros donde se desarrolla la vida en sociedad, circula el dinero y el rumor de las calles atestadas y populosas, que a ciertos poetas deja de deslumbrar y se convierte en unas ansias de dejarlo todo, incluyendo la vida literaria, ese juego de máscaras y que en el Chile de hoy , olvidó la amistad y la nobleza de lo amable, y lo cambió por el juego de roles, de ego y cartas marcadas. Lorenzo Peirano, es uno de aquellos poetas que en Santiago vivieron la cofradía de una vida literaria activa y constructiva, amigo de Jorge Teillier, Álvaro Ruiz, Francisco Véjar, Horacio Eloy y tantos otros bien “embriagados” por el culto al bar, los parques o la casa de los amigos, ahí donde realmente se desarrollaba la verdadera filosofía, como planteaba muy bien Raúl Ruiz. El mundo no acabó con Peirano, sencillamente fue el poeta el que decidió abandonarnos y dejar el “mundanal ruido”, nos deja un ramillete de grandes libros, como: Respirando callejones (1990), El solitario de mis naipes (1995) y Quisiera haber dicho (2010), entre otros, En este sentido, su obra está ahí para ser tomada, leída y degustada; es el hombre, es el poeta el que decide alejarse como Fray Luis y no a los confines del mundo, sino a Coinco ubicada en el valle central de Chile, no es requisito la distancia para hacer de una opción de vida en el retiro, sino es la relación con que Lorenzo asume el mundo y “el tiempo de arraigo” que decidió asumir hace ya varios años desde la aldea, Lorenzo recibe por las mañanas el sol que alumbra sobre los rosales secos, los álamos de los cerros de Copequén y la maravilla de los pájaros y los bichitos que emergen de las frondas de los arbustos. “Vivir quiero conmigo” , vuelvo a Fray Luis y vuelvo a nuestro poeta y a su poesía, antologada en una selección que hiciera hace unos años MAGO editores, con un libro simplemente, llamado “Poemas”, dejo este texto para que ni el tiempo ni la lejanía nos hagan olvidar al gran poeta Lorenzo Peirano.

 

 

De lo amargo ha surgido mi virtud

De lo amargo ha surgido mi virtud.
Al rojo vivo las azadas, los instrumentos
de labranza. No puedo sino decir
cosas relativas a un secreto, a un tiempo
desdichado.

Pido perdón ante el viejo camino ensombrecido
de la tarde. Aún quedan restos del jardín.

Pido misericordia, una oración.

Aunque los demonios no lo aprueben
apago un cigarrillo sobre una moneda.

He presenciado incontables funerales
donde los ataúdes pesaban más que Dios.

Sin preocuparse
los muchachos se alejan de sus padres
porque jamás han cargado un ataúd.

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