Enrique Serna. Cuento. “La fuga de Tadeo”
El mejor homenaje póstumo que se le puede rendir a un místico de la palabra es el silencio. Cuando un orfebre del lenguaje como Tadeo Roffiel irrumpe en una literatura, el idioma se acrisola y rejuvenece a tal punto que los pobres mortales lo pensamos dos veces antes de tomar la pluma, como si temiéramos …