El Salvador. NOÈ LIMA. “Dos poemas”

noé lima

 

Modigliani

 

Duele articular el puño ante el peso de una botella

Amedeo

de labios de arena gris

de golpe en el pecho cuando la resaca

se avecina dando campanadas en la garganta

Duele amar la neblina de Montparnasse

esa telaraña celeste habitada por el hambre de las ratas

el beso articulado de los caballetes abrazando el desvelo

entre paletas

papeles

y esa carta de amor que nunca se termina de escribir entre los lienzos

Amedeo

habitante de Bateau- Lavoir

la casa del trampero

de huellas incineradas en 1970

habitante de los senos arrojados al vacío

del equilibrio de Brancusi y la ira de Picasso

Duele escribirle a tu ceniza acróbata

dándole color a las cuencas vacías del silencio en un retrato

ese cincelado maniquí entramado profundamente en el lino

como el aliento de la amante en cada latido de piedra menguante

que jamás nos abandona a pesar de asfixiarnos con el vodka

esa amante sin canas en el sexo

con el aroma de ese paisaje púbico

que se guarda en la mano derecha manchada de siena

o en la sonrisa bordada en el pañuelo

en la viñeta decolorada de las botellas escondidas de las risas

en el rincón de la habitación

húmeda como una plegaria deshojada

de Jeanne al morir con el aire de los cementerios

Duele

Amedeo

ahogar mariposas en la dentadura

como el salto imaginario del cubo de hielo hacia la muerte

con las ondulaciones de ese cabello inolvidable

el brilloso hollín de los muros procreando la noche

el embarazo de nueve meses salpicado de poemas

el bostezo de las luciérnagas en el ombligo de tu mujer

también inolvidable

Duele tener ataques cardíacos

meningitis tuberculosa

cáncer cervical

suicidarte con un balazo a la edad de ochenta años

o que tu madre golpee tu sombra en las esquinas de tu cama

dejarte sordo para no escuchar más el dolor

emborrachar el crepúsculo

pero duele más llamarse Modigliani.

 

 

 

 

 

VAN GOGH

 

“La buena salud mental de Van Gogh puede ser proclamada, pues a lo largo de toda su

vida sólo se hizo cocinar una mano y, dejando esto de lado, no llegó más que a cortarse

la oreja izquierda”.

Antonin  Artaud.

I

Una oreja

Tímida mariposa sangrando

Las letras del hierro

Con el parpadeo de la última palabra escuchada

El adiós quizás

Con la medida de las flores en los muros

En el florero tosiendo el humo de la pipa

Oreja pajarera

Mentira piadosa del te amo

Terrestre gozo de la ceniza en los inviernos

Pez prematuro de la lluvia

Espejo donde se oculta el odio

Una oreja

Cortando el corpóreo silencio de las cosas

En una caja de madera

De cerillos estallados

Oreja de júbilo primaveral

Arena menuda para cansar los océanos

Concha marina donde guardar el olor de los ángeles del sueño

Tanto alboroto por una oreja los últimos años

Uno puede cortarse

Supongo

El reclinado musgo de la edad en cada hueso

Los dedos como estaciones furiosas escapando de los calendarios

El pulso como astro fulminado al morir bajo el peso de una boca

Las pestañas como agujas guardando el desvelo

Se puede cortar las extremidades

Al dejar nublados los cuadernos sin poesía

Sin ira sobre las dactilares manías de la ropa tirada bajo la cama

Se puede claro está

Cortarle las tetas a tu mujer con esa espátula garabateando lunas

Cortárselas de un trazo menguante sobre el cuadro sin terminar

Digo

Si no es tanto pedir

Apenas pueda

Me pintaré una nueva

Como buen gesto

Para degollar nuevamente tus gritos

Y nadie recordará

Que quise alimentarte con ella.

II

De un balazo

De un picotazo por un colibrí de fuego

Me la cortaron

O fue de un sutil machetazo

O de un descalzo beso de mi madre

Cosechando lágrimas en cada vaso de ginebra

En cada cubo de hielo

En el reposo de las lámparas afiladas de la ciudad

En sus brazos de paraguas para detener

Mis raspones minerales

-No hablo de Vincent en este momento

él descansa en la vacía retina de mi biblioteca-

Siempre hubo versiones del asunto

No recuerdo

Cuando lo dijeron en la radio

En el ombligo tartamudo de alguna revista porno

La noticia diaria del psiquiatra en la pizarra

La ruda risa de las enfermeras en el hospital

De la maestra reprobándome el abstracto lenguaje de las cosas

Ser sordo puede hacerte la vida difícil

Fue de un golpe

En la cabeza

Me la arrancaron después de una borrachera a los seis años

Después de tatuarle mis gritos a mi abuela en sus arrugas

Fue eso precisamente

Un golpe

Para aprender a girar el rostro

Y dar la otra mejilla

A la estatura de las palabras

A mi oído

Y encender ese pesado tímpano de la noche

Cuando las preguntas no poseen respuesta.

 

 

________

 

Noé Lima. Ahuachapán, El Salvador; 1971.  Escritor, poeta y pintor. Fue miembro

fundador y director del grupo literario Tecpán, de la Universidad Dr. José Matías

Delgado. Fue miembro del equipo coordinador del suplemento cultural “Altazor”

del diario El Mundo de El Salvador. En su haber tiene los libros Efecto Residual

(Ediciones Mundo Bizarro, Guatemala; 2004)  y Erosión (Editorial X, Guatemala;

2015) y próximos a publicarse: Zumbido, Erógena en 3D e Instrucciones para

armar un colibrí de papel.

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